jueves, 31 de julio de 2008

Homilía del Papa Juan Pablo II con motivo de la Beatificación de Paulina von Mallinckrodt

"El mensaje espiritual de la bienaventurada Paulina von Mallinckrodt podemos resumirlo en un programa de vida muy concreto y actual: seguimiento de Cristo sin reserva y con una fe inquebrantable; abnegada entrega al servicio de los más infelices y pobres por amor a Dios.
La Madre Paulina von Mallinckrodt poseía ricos dones naturales: carácter amable, sencillez, confianza en el prójimo, consecuente aspiración para lograr su fin; constante fidelidad a los principios fundamentales de su vida, aún en las pruebas y dificultades; espíritu de sacrificio, con el cual trataba de darse incondicional y magnánimamente a todos.
Estos ricos dones, que Dios le había confiado en una medida tan extraordinaria, encontraron en ella su culminación mediante una fe profunda. Este regalo, recibido en el bautismo, se desarrolló plenamente bajo la dirección de su madre y de sus profesores. Ella creció en el seno de una familia, en la cual reinaba el mutuo amor y respeto, en una atmósfera que no estaba libre de un silencioso sufrimiento a causa de la diversidad de confesiones de los padres: la madre creyente católica y el padre convencido protestante. con la ayuda de la gracia se consolidó en Paulina la fidelidad de su fe en Cristo mediante la confrontación con esta situación familiar.
Pero hubo en su juventud también un período crítico, un tiempo de grandes sufrimientos interiores, lleno de escrúpulos, angustias e inseguridades, que solo pudo vencer mediante la oración profunda y suplicante y confiando en la ayuda de Dios. Y Dios estaba con ella y encendió en su alma una luz de fe tan luminosa que con razón puede llamarse una "Gracia extraordinaria de la Fe". Mediante esta nueva visión, recibida de Dios, pudo exclamar:" Esta fe penetró en mi ser tan lúcida y claramente que creí más en ella que en en la luz de mis propios ojos."(de su autobiografía)
La fe hizo de Paulina-como atestigua un contemporáneo- una persona de una sola pieza, lúcida y transparente como la misma luz e igualmente sencilla. De modo que ya a los dieciocho años reconoció el especial llamado de Dios a la vida religiosa que había de ser el fin de su vida.
Fue una fe consciente y heróica con la cual soportó sufrimientos, amarguras y diversas pruebas, y se revelaba en su amor a Cristo y a su Santísima Madre María, a quienes se había entregado con plena confianza y sin reservas. Por la aspiración de vivir para y en Dios y procurar su gloria aumentó en ella la gracia, mientras buscó la fuerza en la oración y en una vida profundamente eucarística.
Del amor a Dios procedió su natural y espontáneo amor al prójimo. con toda ternura se dedicaba a cuidar a los infelices niños ciegos, a quienes quería procurar luz interior como reflejo de la luz divina. Por amor a Cristo fundó la Congregación de las HERMANAS DE LA CARIDAD CRISTIANA con el fin de dedicarse al cuidado de los ciegos. Junto con esta misión trató de ayudar también a otros necesitados; todos encontraron en ella y en su gran obra, alivio, consuelo y sobre todo amor. Este amor al prójimo la impulsó finalmente a agregar a su obra aún otra actividad: la educación e instrucción de la juventud, considerándola una exigencia urgente de su época.
Los planes de la bienaventurada fueron audaces; pero con silencioso y humilde recato supo esperar la hora de Dios. Su obra se desarrolló con éxito, aún entre muchas dificulatades y continuas luchas.
Justamente en el tiempo de su mayor expansión estalló una terrible tempestad de persecusión que parecía aniquilar su obra: Llegó el "Kulturkampf". Pero también en esta situación demostró la Madre Paulina su apertura interior para la voluntad de Dios y estuvo dispuesta y capaz de conforntarse con las dificultades y de seguir el camino de la cruz.
La Madre Paulina es un modelo de vida. A las angustiosas inquietudes del hombre moderno indica ella hoy un camino hacia la paz interior: buscar valerosamente y confiando en Dios al hermano que sufre. Así es actual su mensaje, como la búsqueda de Dios es siempre actual. (L´Osservatore Romano 19 de abril 1985)

miércoles, 30 de julio de 2008

Alegría

"La alegría más imperturbable es la que tiene sus raíces en la paz del alma y cuyo fundamento es una cierta gravedad amable y religiosa."(Beata Paulina)

"Ejercitémonos en la santa alegría ya que durante toda la eternidad, si alcanzamos la salvación, viviremos en santa alegría."(Beata Paulina)

"Que el espíritu de viva alegría nos caracterice, de aquella alegría que da fortaleza, vigor y facilidad para las obras de caridad."(Beata Paulina)

"Quiero retomar con alegría y cordial amor y completamente tranquila mis trabajos y los deberes de mi cargo."(Beata Paulina)

"Señor, haz que te ofrezca con alegría cualquier sacrificio que te dignes exigir de mí."(Beata Paulina)

"¡Oh, Señor! Me alegro de mi entera dependencia de Ti. Manda como quieras.Dispón de mí como deseas y ayúdame para que siga alabándote siempre. ¡Gracias a Dios! "(Beata Paulina)

Gratitud

¡Gracias a Dios! Así quiero exclamar en cada una de sus disposiciones, ya sea que nos traigan alegrías o sufrimientos."(Beata Paulina)

" Como Dios nos ha concedido tan grandes beneficios, es nuestro deber tributarle nuestro más íntimo agradecimiento."(Beata Paulina)

"Dios me ha colmado durante toda mi vida con una medida extraordinaria de gracias. Quiera El coronar la obra de su misericordia en mí y concederme la gracias de perseverar hasta el fin."(Beata Paulina)

Gratitud

"¡Cuán bueno es Dios! Mi alma es toda gratitud para con El."(Beata Paulina)

Amabilidad

"Señor dame una amabilidad extraordinariamente grande para con todos los que viven conmigo y para con todos los hombres."(Beata Paulina)

Gloria de Dios

"La única meta de mi vida sea la gloria de Dios"